miércoles, octubre 25, 2006

Carlos Castillo Quintero

Nació en Miraflores, Boyacá, en 1966. Poeta, narrador, ensayista y editor. Radicado en Tunja desde 1984. Su obra le ha merecido el Premio Nacional de Poesía Universidad Metropolitana de Barranquilla 2002 y el Premio Mejor Obra Boyacense, 2000. Ha publicado: Piel de recuerdo, Burdelianas, Rosa fragmentada, Los inmortales.
AGOSTO 24 DE 1899
I´m looking for the face I had
Before the world was made.

Yeats: The winding stair
¡Lo estaba esperando! –dijo Asterión con voz potente. Borges que desde hacía tiempo caminaba en dirección al país de los muertos, levantó la cabeza y comprendió que había extraviado su ruta. A palos de ciego buscó en el laberinto de sombra a quien de esa forma le hablaba, y sus manos acostumbradas a ver en el vacío, se tropezaron con un intenso olor a toro. Sin temor se le fue aproximando.
¡Lo esperaba para matarlo! –volvió a decir el astado.
El ciego dudó un poco y finalmente con una sonrisa se le acercó. Asterión, sorprendido, se dejó acariciar la cabeza. Con paciencia Borges le explicó que no podía matarlo porque él ya estaba muerto, que a lo sumo, lo que podía hacer era ayudarlo a encontrar el camino hacia el Hades, pues al parecer sus ojos sin luz le habían hecho perder el rumbo.
El Minotauro, todavía invadido por el éxtasis que le procuraron la manos y la voz tranquila del viejo, amedrentado, se alejó buscando protección en el infinito nudo de líneas que constituían su casa.
Ajeno a los temores del que huía, el anciano continuó hablando y sus palabras abrieron nuevos caminos en aquellos muros, hasta que la ausencia del olor de la criatura se impuso a su alrededor comunicándole que estaba solo. Cansado, buscó una repisa y apoyando la cabeza en el bastón, se durmió. En su sueño escuchó a la madre muerta leyéndole cartas, y su madre se fue transformando en la esposa amada con la que volvió a vivir mil y una noches de historias, y era ella Emma Zunz que buscaba salida a su deseo, y juntos fueron hasta un sótano desde donde asistieron a una boda celebrada en los confines del mundo, y allí vio a un Borges que era rey en un país de arena y que soñaba con un pájaro; y la voz de su madre retornó y era ella una misma e infinita mujer que leía... Así lo encontró Teseo que, aterrorizado ante aquel monstruo de ficción, aprovechó su letargo para asestarle un mazazo que le deshizo la cabeza.


INEPTITUD ESENCIAL
Se sabía amada a plenitud. Su hombre la había colmado de obsequios y halagos dignos de una diosa y era así como se sentía en el momento de hacer su petición:
Quiero que me des la vida –le dijo sin siquiera mirarlo a los ojos.
–Mi vida la tendrás por siempre –le respondió el enamorado.
–Quiero que me ofrendes tu vida –volvió a decir la mujer.
–Mi vida está a tus pies... –pero no pudo continuar, pues ella con disgusto le explicó que deseaba que se matara en su presencia.
Si de verdad me amas, harás eso por mí –y al pronunciar estas palabras ya estaba cercana al llanto.
Él se quedó en silencio. La miró y comprobó que era la mujer más hermosa que jamás sus ojos hubiesen contemplado. Su corazón se quebrantó pues aquello que pedía él no podía dárselo. Apenado, dio media vuelta y con paso taciturno penetró en las calles llenas de sombra en donde tomó su forma de vampiro y se dirigió a su castillo, que en lo alto de la montaña le aguardaba más desolado y frío que nunca.


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© Carlos Castillo Quintero